Sé que estos días lo son de polémica, algunos celebran la Natividad del Niño Jesús, otros el solsticio de invierno, los de allá nada y muchos no se plantean tanto lo que se celebra sino el hecho de celebrar unos días con la familia y los seres queridos, e incluso entre éstos hay diatriba sobre el consumismo y lo absurdo de precisar un mandato comercial para lo que debería ser obligado...
Yo no voy a entrar en polémica, me gustan las fiestas, me gusta la Navidad, me encanta la decoración, las luces, el cuidado que ponemos en las comidas, juntarnos ante una mesa y desearnos lo mejor, porque por encima de todo, de esto se trata, de brindar sea con champán, cava, vino espumoso o agua fresca con aquellos a quienes quieres, añorando a quienes no están o este año no han podido venir.
Así que os dejo una propuesta, un cóctel para disfrutar de estos días, una combinación que espero os ayude a vivirlas sin excesos de nostalgia y con esa ligereza que permite obviar el comentario torpe y quedarse con las sonrisas.
Toma la coctelera y vierte en ella un buen fondo de recuerdos (los de la infancia suelen ser los mejores, cuando las fiestas eran el acontecimiento que te tenía como rabo de lagartija corriendo de un lado a otro de la casa, estorbando a los mayores, aquellos de cenas divertidas en la mesa de los pequeños, de gente y más gente en salones pequeños, de familia que venía de lejos y primos con lo que hacer pandilla), sobre el fondo dulce, una dosis de nostalgia (por quienes se fueron, por quienes perdimos, por lo que no fuimos), otra de ilusiones (por que sea muchas más las navidades en las que puedas compartir con los que hoy te acompañan y que se sume gente que te aporte paz, alegría y amor) y a modo de angostura, unas medidas gotas de rabia (de lúcida indignación, de coherente enfado por todo aquello que no es como debería), agítalo con ritmo (vale mover el cuerpo al compás) y añade hielo a modo de risas que entrechocan.
Sirve en copa alta, con el borde edulcorado de besos y promesas, adorna con una sonrisa y cuando nadie se de cuenta agrega unas gotas (o algo más, si lo ves necesario) de paciencia. Por cada pega que le saques a alguien piensa en todas las que te pasan por alto a ti, no somos perfectas, pero estamos juntas en esta aventura.
Sea como sea la noche que disfrutes, que sea una buena noche.